Grandes
pequeñas cosas
Del perol donde se cuecen formas
simples de la vida
me vuelven ciertos aromas que sabía
que ya existían.
La sonrisa, en un saludo, de alguien a
quien no conoces.
Que te llame por tu nombre, alguien
de quien no te acuerdas.
Los besos de cualquier tipo, entre
gente que se quiere.
La persona generosa que no quiere
pagar siempre y te permite invitar.
El que antes de dar limosna, tienen
saldadas sus cuentas.
El caminar bien vestido en un día muy
frio y sin viento.
No tener todo tan claro. Ser fuerte pero ser
tierno.
El que no ciega las fuentes, ni le
arrastran las riadas.
Una palabrota justa cuando te enseña
las uñas algo que tú no controlas.
Los músicos que conversan en idiomas,
más allá, de acordes en do sol fa.
Que cante Fito Cabrales las ventajas
de ser viejo.
El Sabina, Camarón y también Pablo
Alborán.
Miguel Ángel Aguilar me presentó a
Bertrand Russell.
El matiz rojo del hierro como naranja
sanguina.
Las arrugas de la vida y los años ya
vividos, llevados con dignidad.
El que comparte su vida, pasando sin
dramatismos y se va sin molestar.
El que sin creer en nada, a veces
habla con Dios, sólo para darle gracias.
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