miércoles, 21 de mayo de 2014

No puedo querer al mar

No puedo querer al mar


Me suena a música de agua
el llamarle al mar la mar.

Yo... que no lo siento mío
porque vivo tierra adentro,
siempre le he llamado el mar.

Y es... porque le tengo miedo
de puro desconocerlo
y así no lo puedo amar.

Alberti junto a su orilla,
descalzo sobre la arena
y peinándose con su viento
al mar le llamó la mar.

Y allá lejos, sin su canto,
dejándonos con su ausencia
creyó que la había perdido
y a la mar le llamó el mar.

Lo descubrí en Salamanca
que fue donde me eché a andar.
Rodeado de un mar de encinas,
de aquellos árboles míos,
de encinas...veía la mar.

Mi abuelo que era fenicio
llegó a Andalucía, del mar.
Rodeado de un mar de olivos,
de aquellos árboles suyos,
de olivos...veía la mar.

A un hombre azul que sin agua,
no deja de navegar,
no le quites su desierto,
las arenas son su vida,
para él aquello es la mar.

Los olivos, las encinas,
las aguas o el arenal
son un mar si no los quieres,
si los amas son la mar.


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